Soy Salvador Parody Ruiz-Berdejo; llevo tres años, uno en el colectivo y dos en la parcela individual concedida. Llegué una vez jubilado y desde hace tiempo con la mente puesta en esta actividad una vez que cesara la etapa profesional. Así creo que somos la mayoría de los que componemos este grupo colectivo, que nos da tantas satisfacciones como algún que otro malestar.
Mi huerto es pequeño pero suficiente para las tareas que me obliga hacer. Menos el colectivo, todos son más o menos de 300m2.
Durante el año se producen dos períodos, uno entre septiembre y febrero; y otro de febrero a agosto, en los que se cultivan alternativamente los productos que consumimos; ahora concretamente están puestas principalmente, puerros, coliflores, brécoles, zanahorias, lechugas; luego cada uno incorpora sus apetencias y curiosidades que es lo que hace bonito su visión en el lugar, antes de recoger.
Una de las buenas vivencias en el lugar es el contacto entre los que lo componemos a la hora de charlar, intercambiar procedimientos, el tú como lo haces, o como lo hago yo…, es una forma más de conocernos personas de muy distintas edades y procedencias profesionales y que sabemos que es otra forma de pasar el rato teniendo a la naturaleza como techo y la tierra como lugar de darnos un placer, eso sí, una vez labrada, preparada y plantada en un período vital tan importante para sentirse bien, que es la jubilación. También es cierto que hay personas, no jubiladas, que aportan sus experiencias.
En unas de las asambleas que habitualmente convoca la responsable, y alma de esto, nos dieron a conocer el proyecto navideño y asentimos, por ser una posibilidad de mejorar y dar a conocer a la población de lo que somos; quiero pensar que siendo un lugar cerrado y vallado debe verse como abierto a la vista de toda persona que guste ver, contemplar y saber, lo que se hace. Por eso no deja de ser importante una exposición luminotécnica que atraiga, en todo el paseo del Parque de San Jerónimo, y en concreto el Huerto Social y también ser un arranque más para dar una sensación de seguridad ante ciertos actos de vandalismo que en un barrio civilizado no se deben dar, ni tampoco motivo de conversación nada agradable, pues encrespa los ánimos. Creo que también es un principio elemental de Ecologistas en Acción, que son los encargados de gestionar el tema del huerto, dando a conocer a través de talleres, información acerca, de cómo mejorar lo que se tiene.
Si algo ocurre, como huerto vivo, que es las idas y venidas de hortelanos, para ocupar una parcela y que por diversas causas modifican su disponibilidad y tienen que dejarlas y cederlas para ser ocupadas por quienes debidamente las soliciten.
Y es que los compañeros de la huerta están significando mucho porque se aprende aún; de los que conozco voy a mencionar a Tomás, que con sus años ahí está tirando, para adelante; Domingo, que ha salido de un trance de salud, que como guerrero continúa… y tantos más que componemos este grupo en el que yo como nuevo, en esto, trato de adaptarme. Cada uno de ellos deberían tener una luz que les iluminara cien años mas. También voy a mencionar al chaval de lugar, Vari del que tenemos que recurrir, para que con su “todoterreno de labrar”, nos haga las labores más duras a quienes ya no podemos hacerlas manualmente.
Me gustaría ver el proceso constructivo para iluminar el huerto, como un valor público añadido al lugar y como tal debemos luego cuidar, mantener y no abandonar a la suerte; debemos ser exigentes en ello y para ello solicitar de las autoridades públicas una actitud resolutiva de lo que al principio expuse como algunas notas negativas que es la seguridad de todos los elementos del huerto.
Deseo, que este mi relato de lo que se pretende desarrollar; sea de todos los hortelanos y como tal lo ofrezco deseándoles a todos unas Felices fiestas.
Fdo. Salvador Parody.